A escondidas by Jc Harroway

A escondidas by Jc Harroway

autor:Jc Harroway
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2019-03-07T08:16:57+00:00


La necesidad de Jack se solidificó en determinación en cuanto ella entró en su apartamento. Había luchado por lo que quería todos los días de su vida adulta, y en aquel momento, lo único que había en su agenda era tener a Harley completamente desnuda para demostrarle una y otra vez esa determinación, hasta que estuviera totalmente convencida.

Se había abstenido de tocarla en el automóvil para incrementar la expectación, hasta que a él mismo le picó la piel y todos sus músculos le pidieron que la tocara. Pero esa espera valdría la pena para los dos.

Desde que había visitado su tienda y presenciado en persona la pasión y la dedicación de ella a su carrera, no había dejado de pensar en ella. No en la ropa que llevaría esa noche ni en cómo estaría desnuda en su cama, en su suelo o en cualquier otro lugar donde pudieran acabar.

Pensaba en cómo se había abierto a él, le había mostrado su taller, sus bocetos e incluso su vulnerabilidad por las burlas crueles del gilipollas de su padre. Pero apartó eso último de su mente para no acabar rompiendo algo. Aunque no era asunto suyo.

Esa noche imperaba el placer.

—¿Hay algo que quieras, aparte de a mí entre tus muslos perfectos? —se acercó mientras ella miraba la zona de estar tenuemente iluminada y le susurró esas palabras con voz ronca, en parte intencionada, porque disfrutaba con los pequeños temblores de la reacción de ella y porque su propio deseo casi lo dejaba sin oxígeno.

Se recordaba a menudo, con resolución, que aquello era solo físico. Un juego.

Harley movió la cabeza y su olor flotó en una nube de calor teñida con un toque de excitación que se vio incapaz de ocultar. Él llevó las manos a las caderas de ella y encontró con los dedos el hoyo justo debajo de la parte del hueso de la cadera que sobresalía.

Había llegado a la gala al menos media hora antes de que ella lo viera por fin y se había ido acercando como un gato que esperara el momento perfecto para atacar. Pero se había obligado a observarla a distancia, a ir aumentando poco a poco la expectación como en una tortura autoinfligida. La piel cremosa de ella brillaba bajo las luces danzarinas y ansiaba tocarla. Y por fin la tenía allí, y tenía toda la noche para disfrutarla. Pero antes tenía que cumplir con su promesa del orgasmo. Esa noche, al menos la primera vez, solo contaba ella.

—Ven —dijo.

La empujó suavemente en dirección al dormitorio y le agarró la mano para cerciorarse de que seguía con él. Cuando encendió las lámparas de las mesillas de noche, que daban calor al espacio masculino, le soltó la mano, se aflojó la corbata y se abrió los botones superiores de la camisa.

—Muéstrame cómo piensas atormentarme por mis comentarios torpes de esta tarde. Sé que escondes algo debajo de eso —bajó la mirada desde la prenda de seda rosa a los dedos introducidos en las sandalias de tacón de aguja que había entrevisto al salir ella del coche.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.